
Pero por culpa de Alberto tuvo que volver.
-Nunca es tarde. Puedes empezar de cero. Ellos lo entenderán.
No, no fue culpa de Alberto. La culpa fue de ella. De tirar por la borda todos esos años de aislamiento que la habían proporcionado un sentimiento de paz y de esperanza que cada día iba aumentando. Quizás las cosas fueran mal, pero los fantasmas no asustaban. Estaban muertos. En el cementerio del pasado.
Alba se identificaba con una frase de una película (The reader) que hace nada estaba en los cines:
"No importa lo que yo piense, lo que yo sienta. Los muertos siguen muertos".
Y es verdad. El daño estaba hecho. Y es muy dificil alejarse de la culpa.
1 comentarios:
Vaya, veo que llevas más o menos de forma constante el blog... :) Me alegra poder leerte con asiduidad.
Si os acabo metiendo el gusanillo y el interés por el sexo (en general, no sólo por el 'follisqueo', jaja, en eso tiene interés natural todo el mundo) como algo cotidiano y natural, de lo que se puede hablar con total normalidad, habré dado un gran paso! :D
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